Flamenquinada v2.0 y el parque de Rosenhöhe

Desde que hice la primera flamenquinada corrió por todo Darmstadt el rumor y claro, pues depués de muchas peticiones, me decidí a repetir lo de la flamenquinada, vamos, básicamente que hay un compañero de Erasmus del año pasado que está recopilando recetas de todos y se le escapó la otra vez lo de los flamenquines y quería aprender a hacerlos.
Dicho y hecho, ayer por la mañana empecé a preparar los platos, empezando por el brownie, luego con las patatas a lo pobre (otro día pondré la receta) y por supuesto, finalmente, los flamenquines, a las 2 de la tarde empezaron a llegar, y vaya, sorpresa, resulta que una de las comensales era alérgica al pimiento, así que tuvimos que hacer otras pocas patatas a lo pobre sin pimiento, la verdad es que eso me pilló de sorpresa y retrasó un poco la comida, pero vamos, creo que en líneas generales todo salió fenómeno.
Después de comer, nos enteramos que el clan Italia estaba en Rosenhöhe, así que dicho y hecho, nos fuimos dando un paseo (no pudimos coger las bicicletas porque venía Helen y sus ligamentos rotos), pero vamos resulta que el parque está al lado de Karlshof.

Allí estuvimos dando una vuelta, estaba todo muy bonito, todos los árboles verdes, en flor, no hacía mucho calor, y no había ninguna nube en el cielo, (lo cual ya es raro en Alemania).
Éste parque me lo había recomendado muchas veces Rubén, porque resulta que aquí están enterrados los duques de Hessen (Aquí se puede leer algo más sobre la historia de Darmstadt, en la wikipedia, aunque está en alemán).
En medio del parque hay una capilla donde están enterrados algunos de los duques de Darmstadt y fuera hay otros que murieron después de la revolución de 1918 que derrocó la monarquía en Alemania. En fin, un cursioso paseo por la historia.
Cuando nos cansamos de estar en el parque nos fuimos a tomar una cerveza al Ratskeller y luego, de vueltas vimos que el Biergarten de al lado de Karlshof estaba abierto, así que decidimos probarlo, a ver que tal.
Y luego ya a casica a dormir, que no sé el porqué, pero estábamos hechos polvo.